Arte
Por Christian García
Publicado el lunes, 2 de agosto del 2021 a las 06:14
Saltillo, Coah.- En 1981 los reyes del rock gótico The Cure lanzaron, inspirados por un relato de la escritora Penelope Farmer, su sencillo Charlotte Sometimes, una desesperada y lúgubre canción que relata cómo una joven se mueve entre la realidad y el sueño acuciada por el recuerdo de alguien que se fue hace mucho tiempo o, como dice la letra: “ella lloraba y lloraba por una chica que murió muchos años antes”, de la misma forma en que la escritora Chloe Aridjis recuerda a su yo pasado, a una chica que huyó al mar y, que gracias a la música de Joy Division, Depeche Mode y The Human League, sigue presente en su literatura.
Ese episodio de su vida se ve ficcionalizado en Monstruos Marinos, su libro más reciente y con el que ganó el Premio PEN/Faulkner, el más prestigioso certamen de Estados Unidos.
Publicado bajo el sello de Lumen, la historia trata sobre cómo Luisa, un alter ego adolescente de Aridjis, se encuentra con un atractivo joven que viste de negro y, que bajo un hechizo emocional, deciden fugarse hacia la playa, una orilla que enmarca la novela.
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La novela trata sobre los límites, las líneas y las fronteras que existen. En este caso la playa me ayudó a definir lo que eran los pasados y los presentes pero también los puntos geográficos como Oaxaca o la Ciudad de México, lugares en los que se desarrolla la novela; lo que es Luisa al principio y lo que supone el final”, apuntó Ardijis a Zócalo en entrevista desde Londres, en donde vive actualmente.
En Monstruos Marinos todo, cada palabra y acción de los personajes, cada sitio del que se hace mención y cada recuerdo o diálogo, ayuda a construir una atmósfera brumosa y onírica. Área limítrofe entre la realidad y el sueño, entre el mundo terrenal y el simbólico.
Ya que el libro va más allá de sólo tomar un recuerdo y convertirlo en ficción, sino que es un diálogo interior de cómo la poesía influye en el mundo. En Monstruos Marinos particularmente puede sentirse el hastío del que hablaba Charles Baudelaire.
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La novela camina por una serie de símbolos que no son conscientes al momento de escribirla pero que existen en su relectura: el mar, las orillas… muchos de ellos están ahí. Me interesan los símbolos porque son cambiantes, no están fijos y todos nosotros cambiamos con el tiempo, como el mar un poco que se mueve”, comentó la doctora en Poesía Francesa del siglo 19 por la Universidad de Oxford.
Leer Monstruos Marinos es como subir a un bote y dejarse mecer por las aguas de un mar calmo. Su prosa es un jale y un empuje, un baile de la marea que, poco a poco, alejan de tierra firme y cruzan las fronteras del recuerdo.
A la distancia
Para la autora lo difícil fue mirarse y recordar. El suceso que inspiró el libro pasó hace 30 años, así que el relatarlo ahora obedece si bien a una madurez literaria –Aridjis señaló que nunca le fue sencillo narrar la historia–, también a un proceso de libertad ante lo real: la creación de una narrativa que se alimente de la realidad pero que la abandone en pos de la literatura.
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La música, la poesía que leía en aquellos momentos y que me sigue acompañando hasta ahora, todo eso ayuda a que haya marcas por las cuales irse para regresar el tiempo. No me fue fácil escribir la novela, tuvo muchas correcciones y versiones hasta que llegó está. Los recuerdos son ficción pero hay que saber utilizarlos. Para Monstruos Marinos me inventé muchos personajes, muchas historias para que todo fuera verosímil: la voz, la atmósfera… todo”, apuntó la autora de Topografía de lo Fantástico.
La también poeta señaló que en aquella escapada que se dio fue su padre, el poeta Homero Aridjis, quien la buscó hasta encontrarla y dejó escrito un pequeño diario del viaje que supuso ir en pos de su hija. Suceso que en cierto sentido da un giro a la Telemaquia, el mito homérico que aparece en la Odisea. Siendo estos alientos míticos también importantes en la novela.
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Los naufragios y los barcos perdidos, la voz de los poetas que hablan sobre el mar, el cansancio… todos ellos son símbolos que ayudan a crear una historia y que la recordemos. Pero son procesos de los que no eres consciente hasta después de escribir porque todas esas historias están dentro de nosotros, como La Odisea. Intenté no ser tan directa en ellas porque estas historias y poemas obedecen, para mí, a otras necesidades”, concluyó.
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