Saltillo
Por Diana Martínez
Publicado el sábado, 8 de mayo del 2021 a las 03:59
Parras de la Fuente, Coah.-En el corazón de la sierra de Parras de la Fuente, más de 80 familias lidian a diario con la escasez de agua.
Tan solo en el ejido Sabanilla ha muerto más de una decena de vacas y chivas; sus cadáveres forman ahora parte de los paisajes grises. El olor putrefacto y las moscas rodean los restos de los animales, que perecieron por la falta de agua.
En los últimos meses, a don José García se le han muerto cuatro vacas, lo que representa 10% de su ganado. Él y su familia viven de los becerros que venden y de la leche que ordeñan, pero por la falta de agua la producción de leche ha disminuido también.
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Ha estado duro todo el año, seco de a tiro. Ha estado difícil, tengo ahorita unas 15 dándoles de comer, chamuscándoles, encerradas, no había de comer”, relata.
Enclavada en el desierto, son alrededor de tres horas lo que dura el recorrido de 70 kilómetros de terracería para llegar a Sabanilla desde la carretera Saltillo- Zacatecas. La forma de sustento de la mayoría de los pobladores es la explotación de la lechuguilla y la candelilla, pero sin precipitaciones hasta estas plantas escasean.
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Esa la cortamos ahorita y para los 8 meses ya está de vuelta para cortarse. Ahorita la que hemos cortado del año pasado la hemos ido a ver y esta chiquita porque no ha llovido, necesita el agua, está bien seca”, detalla Juan Coronado, quien por 41 años ha vivido ahí.
Dice que tiene que ir cada vez más lejos y por más tiempo para juntar los 10 kilos de lechuguilla que procesa y vende diariamente para apenas cobrar 250 pesos.
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Está muy chiquita la puya y pesa menos que la que traemos de allá, como está cerquita del rancho, por eso está así”, manifiesta.
Para consumo humano, las familias tienen limitado el uso a 10 botes de agua de 10 litros cada tercer día, con un costo de 50 centavos cada bote, señala doña Agustina, quien nació y creció en Sabanilla.
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Cada tercer día sí nos venden, pa’ qué le digo que no, poquita porque no hay. Habiendo sí nos venden más”, señala.
Como ella, a otros integrantes del ejido solo les queda rezar para que pronto caiga la lluvia, para que se recarguen los agostaderos y los mantos acuíferos de donde extraen el vital elemento.
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Pues que llueva para los animalitos, los que tienen verdad, qué más pide uno más que llueva por ellos, a uno donde quiera le dan un vaso de agua, pero a los animalitos no”, agrega.
La sequía se ha extendido por varios meses, la tierra se ve seca y agrietada, hasta las plantas propias de la zona árida lucen grises. Y aunque se han sufrido sequías más duras hace algunas décadas, ahora los campesinos se encuentran desesperados y temen que las precipitaciones tarden aún más en llegar.
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En el tiempo que he vivido hubo una sequía que llegó a 8 meses. Está empezó en diciembre-enero, lleva por ahí de 5 meses”, detalla por su parte Martiniano Guerrero Esparza, a quien también se le murió una vaca por la falta de agua.
El campesino solicitó la intervención de las autoridades para reparar dos pozos cercanos a la comunidad con la finalidad de usarlos en el suministro de agua, además de pedir que se mejore la red de distribución, la cual tiene 70 años de existencia.
Como Sabanilla, otros ejidos sufren la sequía que golpea a la Región Sureste de Coahuila, la más extrema en los últimos cinco años.
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