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¿Y si nos uniéramos?

Por Guadalupe Loaeza

Hace 1 año

Más que rebelarme contra las bacterias que están en mi hígado y que me mantienen en cama desde hace más de 15 días, quisiera en estos momentos hacer un llamado a los médicos mexicanos para que protesten por la vergonzosa medida de contratar 500 médicos cubanos, quienes obtendrían mayores salarios que los mexicanos.

Es cierto que, como siempre sucede con AMLO, quiere componer lo que él mismo desarregló. “Qué bueno que se da esta polémica (de los médicos cubanos), porque el martes próximo vamos a dar a conocer todas las plazas que tenemos disponibles en todos los lugares donde hacen faltan y se abre la convocatoria. En el Seguro Social y el ISSSTE se repiten y se repiten las convocatorias por años y no son ocupados los cargos. Pues vamos a dar a conocer aquí el martes, con el compromiso de contratación de inmediato a todos, a todos los médicos con los mejores sueldos”, comentó López Obrador. He allí su forma de gobernar, polemizando, provocando, y por supuesto, confundiendo y dividiendo.

Gracias a un texto muy valioso (del sitio de la CNDH), que recupera documentos y datos sobre la primera huelga de médicos en nuestro país, descubrí lo siguiente.

El 26 de noviembre de 1964, al final de la Presidencia de López Mateos, los médicos y otros trabajadores del sector salud convocaron al primer paro nacional del gremio para protestar por mejoras en las condiciones laborales. Todo comenzó con un paro parcial de médicos residentes e internistas del Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, inconformes por no recibir los tres meses de aguinaldo que su contrato establecía, al que muy pronto se sumaron otros hospitales, como el Juárez y General de México, el del Servicio Médico de los Ferrocarrileros y otros del IMSS. Estos paristas conformaron la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (AMMRI), que “captó rápidamente la simpatía y el apoyo del cuerpo médico de todo el país, y también el respaldo del público en general que, con indignación, repudiaba la postura intransigente y autoritaria de las autoridades federales” (Nivardo S. Guzmán de la Garza, “La rebelión de los médicos 1964-1965”).

Pero el Estado no iba a permitir el paro, por lo que José Ángel Gutiérrez, director del 20 de Noviembre, anunció que llamaría a médicos de otros hospitales para prestar los servicios y fueron cesados 210 médicos. Cuando tomó posesión Gustavo Díaz Ordaz, la AMMRI le envió un pliego petitorio con estos puntos: sustitución sin represalias de los médicos cesados; revisión legal y cambio del término de contrato de beca por una forma adecuada de relación laboral, bien definida y con mejoras en el nivel económico; preferencias para ocupar plazas de base, mayor seguridad en el empleo; participación activa en la elaboración de los programas de enseñanza; y resolución satisfactoria de los problemas de cada hospital.

El secretario de Salud de ese entonces, Rafael Moreno, les prometió, como acostumbraba hacer el Gobierno, que buscaría una solución a sus demandas. Mientras tanto, otros hospitales de la ciudad y del interior del país se iban sumando a la lucha y, para el 4 de diciembre, ya eran 43. La respuesta del Estado, no obstante, fue lanzar una campaña de difamación en la prensa oficialista, atacar al movimiento a través de la burocrática Federación Médica del Distrito Federal y aplicar métodos coercitivos contra los becarios en el IMSS. El secretario del Presidente recibió a los dirigentes -quienes habían dado a conocer sus nombres a través de un comunicado que pagaron en la prensa nacional- y, tras 22 días de paro, decidieron levantarlo. Sin embargo, y como era de esperarse, las reuniones no dieron ningún resultado y, tras anunciarse que no serían contratados los pasantes y pregraduados de esa generación, el 13 de enero de 1965 dio comienzo un segundo paro parcial de médicos que pronto reuniría a cerca de 5 mil trabajadores y hospitales de nueve estados.

Hay que señalar que los servicios de emergencias y partos no fueron suspendidos, y en todo momento, hasta septiembre de 1965, cuando terminó la movilización, los médicos mantuvieron la solidaridad para atender a la población en estos casos.

Estos acontecimientos fueron solo el inicio de una gran movilización por los derechos laborales, la democracia sindical y la autonomía. ¿Y si nos organizamos? ¿Y si nos unimos como en 1964?

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