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Coahuila

Cuarteto para el fin de los tiempos.

Por Joel Almaguer

Hace 6 meses

El Cuarteo para el Fin de los Tiempos es una rareza colmada de belleza.

Hay algunos otros casos, pero contados, en los que el cuarteto está conformado por un piano, un chelo, un violín y un clarinete. Sin embargo el resultado es de una profundidad excepcional. Quizá debido a la fortuna o mala fortuna, pues Olivier Messiaen, a sus 31 años estaba preso en Görlitz, Alemania. Francia había entrado en la Segunda Guerra Mundial y Olivier Messiaen enviado como asistente medico, pues su miopía era tan alta que no podía participar en el campo.

Sin embargo en 1940 fue capturado y enviado a la ciudad alemana. Ahí conoció a los músicos, todos ellos profesionales, que conformarían el cuarteto y para los cuales Messiaen escribiría una de las partituras más bellas de la música del siglo 20.

Ayudado por un guardia llamado Carl-Albert Brüll, Messiaen se hizo de papel y lápiz y unos instrumentos maltrechos. Todo bajo la mesa, pues las situaciones no eran fáciles y las penurias y torturas no eran raras en ese campo alemán. Sin embargo ahí, recordando a la perfección Peleas y Melisande, la ópera de Claude Debussy, como un refugio contra la adversidad, Messiaen escribirá el cuarteto.

La profundidad musical va de la mano con el fervor católico del compositor y lo notamos al leer los ocho movimientos que componen la obra: I, Liturgia de Cristal, en donde el mirlo canta antes del alba y el cielo se convierte en algo eterno en los acordes del piano; II, Vocalise para el Ángel que Anuncia el Fin de los Tiempos, donde el color inunda los sentidos; III Abismo de Pájaros y el Clarinete Solo que entona una melodía llena de tristeza y de una lentitud dolorosa; IV, Intermède para los instrumentos melódicos donde juegan en un scherzo vibrante.

El V Alabanza a la Eternidad de Jesús, y notamos el fervor en medio de la tormenta, donde Messiaen adora al eterno; VI, Danza de la Ira, Para las Siete Trompetas, el fin de los tiempos se acerca y las trompetas del Apocalipsis lo anuncian, porque es el fin de todo y los justos irán con Dios; VII, Enredo de Arcoiris, Para el Ángel que Anuncia el Fin de los Tiempos, el color lo ilumina todo, resplandece y nos transforma llenándonos de un éxtasis místico, divino; VIII, Alabanza a la Inmortalidad de Jesús, lleno de profundidad reverencial, un último movimiento que poco a poco eleva al Jesús hecho carne y lo asciende a la diestra del padre.

Messiaen escribe estos movimientos y sus características y a nosotros no nos queda duda que ha logrado transmitir, como en toda su obra, su fe inagotable.

 

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