EVOLUCIÓN del huachicol: una red de corrupción en constante adaptación, parece mentira pero hoy no sólo se mueve con gran impunidad, se administra como una empresa trasnacional, alguien afirmó que el 60% del combustible que llega a su auto es irregular.
EL FENÓMENO del robo de combustible en México, conocido popularmente como huachicol, ha evolucionado de manera preocupante a lo largo de los años. Lo que en sus inicios parecía ser un problema local y de bajo perfil, centrado en la perforación clandestina de ductos de Pemex, se ha transformado en una red de crimen organizado sofisticada y de alcance nacional.
ESTA EVOLUCIÓN refleja la capacidad de adaptación de las estructuras criminales y la persistente fragilidad de las instituciones del Estado.
De la “ordeña” artesanal a la macro-operación .
ORIGINALMENTE, el huachicol se caracterizaba por la extracción directa de combustible de los ductos, una actividad peligrosa que a menudo terminaba en explosiones y tragedias, que aun se recuerdan con dolor.
SIN EMBARGO, con el paso del tiempo, los grupos criminales diversificaron sus métodos. Hoy, la red se extiende más allá de los ductos, abarcando la adulteración de productos, el robo en carreteras a través de pipas y trenes, e incluso la sustracción de combustible directamente de refinerías y terminales.
ESTÁ DIVERSIFICACIÓN no sólo aumenta el volumen de lo robado, sino que también dificulta su rastreo y combate. La complicidad de las élites.
El crecimiento del huachicol a esta escala no sería posible sin la complicidad de actores clave en la esfera política, empresarial y de seguridad.
LAS DENUNCIAS de la participación de políticos, funcionarios de aduanas, empresarios, e incluso miembros de las Fuerzas Armadas y de la Marina, evidencian una red de corrupción profundamente arraigada, tan enmascarada que sólo cambia de director general en cada gran incustación.
ESTA SIMBIOSIS entre el crimen organizado y los poderes fácticos, permite que el combustible robado se comercialice a gran escala, usando canales logísticos complejos como barcos en alta mar y la red ferroviaria, evadiendo controles y sanciones, tolerado claramente por un sistema profundamente corrupto.
LA CONTINUA impunidad ante este delito es un síntoma de una corrupción sistémica que ha permeado las estructuras del Estado mexicano. El hecho de que una actividad ilegal como el huachicol pueda evolucionar y expandirse de esta manera es un reflejo de que los esfuerzos de combate no han sido suficientes para desmantelar las redes de apoyo en las altas esferas.
LA CORRUPCIÓN no sólo subsiste, sino que se perfecciona, adaptándose a las circunstancias y superando los intentos de contención .
Un desafío para el futuro de México el huachicol es más que un simple delito de robo; es un indicador de la grave crisis de gobernabilidad y seguridad que enfrenta el país.
LA PERSISTENCIA de esta actividad, a pesar de los esfuerzos gubernamentales, demuestra que las soluciones de fuerza no son suficientes si no se ataca la raíz del problema: la corrupción y la impunidad.
Para frenar esta “evolución”, se requieren estrategias integrales que incluyan reformas institucionales .
ES NECESARIO una depuración real de las fuerzas de seguridad y el sistema judicial, y la persecución efectiva de los “peces gordos” de la red.
Solo así se podrá desmantelar esta compleja industria criminal y devolverle a los ciudadanos la confianza en un sistema que parece estar diseñado para tolerar, e incluso proteger, a quienes se benefician de la ilegalidad.
@ArmandodelaGza
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