Coahuila

Publicado el martes, 21 de marzo del 2023 a las 04:00
Saltillo, Coah.- En México, se estima que alrededor de uno de cada 690 nacimientos presenta una alteración genética ocasionada por la aparición de un cromosoma extra a los 46 usuales que tiene la población, a esto, médicamente se le denomina como trisomía 21 y para el resto de la sociedad es conocido como síndrome de Down.
Esta copia extra del cromosoma 21 es una de las discapacidades más comunes alrededor del mundo. y en gran parte deriva en alteraciones en áreas cognitivas y motoras, pero también trae consigo problemas de salud como defectos cardíacos, problemas de visión o de audición, hipotiroidismo y bajo tono muscular, entre otros más, que deterioran su calidad de vida.
A pesar de estos pronósticos, Daniel Hernández Cortinas, Roberto Mendoza Salazar y Ángel Flores González, rompen los límites, pues los tres jóvenes coahuilenses han destacado durante su infancia y adolescencia a nivel nacional e internacional en disciplinas como el atletismo y taekwondo, gracias al trabajo y empeño de sus familias.
Daniel Hernández Cortinas es el tercer hijo de Julieta Cortinas Bernal y nació hace 17 años en el municipio de Acuña, donde además de la odisea para traerlo al mundo, su familia se enfrentó a las dudas y temores que hay tras la confirmación de un diagnóstico de síndrome de Down.
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Al momento de que ya nos lo entregaron y todo, pues el papá de él no lo aceptó al principio, él creía, tenía la ignorancia, yo tampoco sabía de todo, pero más o menos tenía porque yo conocía algunas personas así, pues él creía que algún día se le iba a quitar el síndrome de Down”, explicó la madre de familia.
Recordó que sus dos primeros hijos, María Leticia y Álvaro, todo fue normal, sin embargo, en su tercer embarazo la genética eligió un camino diferente, pues además de su cabello rojizo, desde los primeros días las facciones de su pequeño rostro tenían todas las características del síndrome de Down.

Después de aceptar la condición de su hijo y buscar información sobre esta discapacidad, Julieta y su familia se trasladaron a buscar mejores oportunidades y fue así como hace 15 años llegaron a Saltillo, donde Daniel fue inscrito a una escuela pública regular.
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Estuvo cuatro años en el kínder, porque ya cuando se iba a graduar me lo pidieron otro año y ya cuando iba a entrar a primaria, otra maestra ya lo estaba esperando, o sea, ha tenido suerte y gracias a Dios yo no he batallado a comparación de otras personas. Terminó su primaria y lo aceptaron muy bien también en la secundaria, ahorita ya terminó su secundaria y este año lo puse en el CAM Nº1, donde hay varios oficios”, detalló Julieta Cortinas sobre su experiencia gracias al consejo que le dio un especialista de brindarle una infancia normal como la de cualquier niño o niña.
Además de terapias físicas y de lenguaje, por consejo de una amiga cercana, Julieta tomó la decisión de incluir en la rutina de su hijo actividades deportivas, donde probaron suerte primero con la natación.
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Desde que estuvo en el kínder estuvo en natación, sabe nadar perfectamente, pero cuando se vino la pandemia se cerró la alberca y dije ¿ahora dónde lo meto?, y una señora me recomendó el taekwondo y muy bien, ahí tenemos tres años con el profesor”, explicó la madre de Daniel.
Durante todo este tiempo de entrenamientos diarios por dos horas, Dani ya consiguió el grado de cinta negra y pasó por competencias nacionales en Monterrey, Nuevo León, y en Aguascalientes.
El baile y la música también son parte de la vida de Dani, ya que pertenece a un grupo de matlachines conformado por otros jóvenes con síndrome de Down y por cuenta propia, con la guitarra y el acordeón que tiene disfruta seguir las canciones de su grupo favorito, Los Rojos.

El 30 de octubre del 2001, Rodolfo Flores de la Rosa y su esposa Graciela González Ramírez se convirtieron en padres por tercera vez, el pequeño Ángel llegó a completar la familia junto a sus otros dos hijos Rodolfo y José Saúl.
Las primeras semanas todo parecía normal, sin embargo, al mes y medio, en uno de los chequeos de rutina su médico les dijo que había algo diferente en el recién nacido y sus facciones eran acordes al síndrome de Down.
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Como padres es algo que te impacta, porque primero no lo esperas, segundo, es una gran responsabilidad o falta de conocimiento, porque no estamos preparados para recibir a una personita con un síndrome, y pues había que empezar a trabajar, empezar a investigar, empezar a preguntar qué hay qué hacer y cómo hay qué hacer con ellos”, explicó el padre de Ángel, sobre lo que vino a su mente cuando confirmaron el diagnóstico.
Como ambos trabajaban, para Graciela y Rodolfo era necesario encontrar primero una guardería y después otras escuelas para su hijo, lo que explicó fue muy complicado.
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Entramos al kínder, entramos a la primaria, tratamos de que fuera una escuela normal para que se integrara con todos los demás y así fue parte de su educación. A ese nivel sí se batalló en muchas partes, yo creo que en 10 o 15 lugares donde fui a preguntar, me decían que no tenía la capacidad o que no tenían ese tipo de programas para atender a jóvenes con síndrome de Down”, recordó Rodolfo Flores.

Los obstáculos que enfrentaron en la parte educativa, determinaron que los padres Ángel pensaran en un plan B para su hijo, pues a tiempo detectaron en él su gusto por el deporte, mundo al que lo introdujeron a los 9 años con la natación y tiempo después al atletismo.
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Ángel ya llegó a ser a nivel olímpico, estuvo en diferentes competencias nacionales, después de eso nos dedicamos completamente al atletismo, entonces es donde realmente se ha desarrollado con más potencial, porque toda la vida le ha gustado hacer mucho ejercicio, le gusta mucho boxear, sabe patinar en ruedas, sabe patinar el hielo, realmente toda la actividad física para él le gusta mucho”, explicó el padre de familia, quien tomó la decisión de apoyar de tiempo completo a su hijo y buscar todas las herramientas a su alcance para que siga triunfando a nivel nacional e internacional, en el camino que eligieron.
Rodolfo reconoce que es imposible no pensar en el futuro de su hijo ahora que tiene 21 años, sin embargo, que la vida le haya permitido ser su padre le ha dejado como experiencia enfocarse en el presente.

Tener un hijo, siempre fue uno de los más grandes sueños de Brenda Isela Salazar y Roberto Mendoza Corona, un matrimonio saltillense que en 2003 recibieron a su primogénito.
Su hijo, al que llamaron Roberto, nació a los siete meses de gestación, sorprendiéndolos y mostrándoles a sus padres que la vida no siempre es como la planeas.
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Fue algo muy sorpresivo, porque dentro del eco nos dijeron que venía chaparrito y pues bueno, como mi esposa es chaparrita dijimos no va a pasar nada, cuando nace, en ese momento el pediatra nos dijo que la manita venía como tipo pato y que eso le llama la atención, porque no tenía las facciones, cuando había sospechas de síndrome de Down, en ese momento pues sí se nos fue el mundo encima, porque no sabíamos qué había pasado”, comentó Roberto Mendoza.

Al igual que otros niños diagnosticados, Beto tiene problemas en su aprendizaje cognitivo y en el habla, incluso nació con un soplo en el corazón, que a través de la medicina homeópata se logró corregir, de ahí en más, no ha presentado otros problemas de salud y desarrollo.
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De la educación de Roberto, a nosotros nos dijeron que fuera siempre en educación regular, siempre fue en escuela regular. Terminó hasta secundaria, ahorita está haciendo preparación para preparatoria, hay cosas que quedaron pendientes, pero está con maestras especiales en un colegio especial”, detalló Mendoza Corona.

Si bien el síndrome de Down la ha dificultado la parte del aprendizaje y el habla en Roberto, sus padres le encontraron otra forma de comunicarse a través de las cualidades que tiene en la música y el deporte.
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Poco a poco lo fuimos encauzando a la Escuela de Música, él toca batería, es muy bueno para la batería, toca ya en conciertos, y para el atletismo vine a buscar especialmente a la maestra Laura, porque me la recomendaron y lo fueron encauzando cuando él tenía 6 años, ya tiene más de siete en el deporte y le ha ido muy bien, ha ganado varias medallas a nivel local, regional, nacional e internacional”, manifestó el padre de familia, quien dijo seguirá apoyando a su hijo para que logre llegar a la próxima competencia internacional que será en París, Francia.
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No hay límites, el límite está en los miedos, en lo que te inculque la familia que te dicen no hagas, no hagas, pero no hay límites, ellos pueden desarrollar cualquier cosa, a su paso, son más lentos a lo mejor, van dos pasos atrás, pero pueden alcanzarlo”, añadió.
Roberto Mendoza, describió a su hijo como un joven alegre, dinámico y ocurrente, que busca su lugar en este mundo, donde las personas con síndrome de Down siguen demostrando, a su ritmo, que pueden aún más allá, rompiendo las barreras para ser independientes dentro de una sociedad que está aprendiendo a ser inclusiva.
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