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Por Grupo Zócalo
Publicado el jueves, 7 de noviembre del 2024 a las 04:12
Ciudad de México.- El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca debería ser una buena noticia para los contribuyentes estadunidenses, sin embargo corre el riesgo de relanzar guerras comerciales, particularmente con China y la Unión Europea.
En lo económico, Donald Trump tiene una medida entre ojos: aumentar los aranceles de importación hasta entre 10 y 20% para todos los productos que ingresan a Estados Unidos, hasta 60% para los provenientes de China e incluso el 200% para bienes específicos.
Su objetivo declarado es mejorar el recaudo fiscal y utilizarlo como ficha de negociación contra países que, como China, “están destrozando” al país, repitió el republicano durante su campaña.
El presidente electo “nunca ocultó que aprecia los aranceles de importación como herramienta política”, recuerda Kimberly Clausing, investigadora del PIIE entrevistada por AFP, quien cree que debería darles “un uso amplio”.
Sin embargo, el impacto económico podría resultar negativo, pues los aranceles de importación “podrían provocar un aumento anual de 525 mil millones de dólares en los impuestos de los estadunidenses y reducir el PIB en 0.8 puntos porcentuales, con lo que se destruirían 684 mil puestos de trabajo”, estiman los investigadores de la Tax Foundation.
Recortes de impuestos
El republicano siempre explicó que su plan se proyecta en dos fases: una reducción de impuestos que compense el aumento de los aranceles de importación con cero impacto para los contribuyentes estadunidenses.
Trump quiere prorrogar los recortes de impuestos que hizo durante su primer mandato, en 2017, y esta vez extenderlos incluso a las clases medias.
Pero el recaudo aduanero sólo debería compensar parcialmente las exenciones mientras la deuda estadunidense podría dispararse, con 15 mil millones de dólares adicionales, según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CRFB).
Para compensar, se esperan recortes drásticos en el gasto, y Trump podría darle esa responsabilidad al multimillonario Elon Musk. El dueño de Tesla y SpaceX ha asegurado que podría lograr ahorros por varios miles de millones de dólares al año.
Las medidas podrían ir en detrimento de los más pobres, advierte Margot Crandall-Hollick, investigadora asociada del Urban-Brookings Tax Policy Center, que considera que una “presidencia de Trump aportará pocas o ninguna ventaja para (personas con) los ingresos bajos”.
Fiebre de petróleo y gas
Otra medida clave prevista es el aumento significativo de la producción de combustibles fósiles, dando libertad al sector para explorar nuevos sitios.
Con esto se pondría fin a los incentivos para la energía renovable y a normas que restringen el margen de expansión de la industria petrolera y gasífera.
De todas formas no es seguro que esa desregulación se traduzca en un aumento fuerte de la producción, según varios analistas, ni tampoco implica que la producción de energías renovables se debilite. Estados republicanos como Texas son algunos de los que más invierten en este sector.
Inflación,la clave
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos giran en torno a la famosa frase “¡Es la economía, estúpido!”, pronunciada por James Carville, asesor de Bill Clinton, en la exitosa campaña de 1992.
Clinton llegó a la Casa Blanca al atraer a los votantes con sus propuestas económicas, derrotando al republicano George Bush padre, que había centrado su campaña en logros de política exterior como el fin de la Guerra Fría o la guerra del golfo Pérsico, dejando a un lado las cuestiones económicas que afectaban al electorado.
Algo similar parece haber ocurrido en los comicios de 2024, ya que para los votantes estadunidenses que se preocupan más por la economía que por otras cuestiones -y casi la mitad de los que afirman estar en peor situación financiera que hace cuatro años- la elección para el próximo presidente pareció rotundamente clara: el republicano Donald Trump.
Alrededor de 31% de los votantes dijo que la economía era su principal problema, situándose en segundo lugar por detrás del 35% que dijo que el estado de la democracia era lo que más les importaba, según los datos de las encuestas nacionales a pie de urna de Edison Research. Y los votantes que señalaron la economía como su principal preocupación votaron abrumadoramente a Trump frente a Harris, un 79% frente a un 20 por ciento.
Más de la mitad de los votantes dijeron que la inflación les había causado una dificultad moderada en el último año, mientras que casi uno de cada cuatro dijo que les había causado una dificultad grave. Los que dijeron que les había causado una dificultad moderada se inclinaron algo más por Trump, 50% a 47%, pero el 73% de los que dijeron que les había causado una dificultad grave, votó por el expresidente.
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