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Coahuila

¿Qué pienso de mi mismo? Redifinir mi autoconcepto

Por María José César

Hace 2 años

“Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti”, Séneca.

En los últimos años, psicólogos, educadores, pedagogos y terapeutas, se han interesado por el autoconcepto, la autoestima y la educación efectiva de ambas.

La autoestima y el autoconcepto están relacionadas pero, no son sinónimos. La autoestima se refiere a lo que la persona siente sobre si misma y la habilidad social de cómo se comporta, mientras que el autoconcepto se refiere a lo que piensa de si mismo.

Un autoconcepto positivo lleva a una autoestima positiva y viceversa. Lo que se piensa y se siente sobre si mismo se va forjando a través de las experiencias personales y sociales. Los éxitos, fracasos, valoraciones y los comentarios que rodean al niño y adolescente, así como el ambiente y clima humano en el que se desarrolla, el estilo educativo de su escuela, sus profesores, familiares, los valores y los patrones de conducta, le van dando armas para construir su autoconcepto y autoestima.

El concepto que se tiene de sí mismo influye en la forma de apreciar las vivencias, los objetos y las personas que le rodean; el comportamiento, las conductas, logros, fracasos y su satisfacción personal en general.

Es importante en la adultez descubrir cuál es la estima que se tiene, porque las creencias se vuelven convicciones; y si no hay creencias sólidas positivas, no se generará jamás un autoconcepto positivo.

El autoconcepto es el resultado de pequeños conceptos que abarcan diversas áreas…

-Autoconcepto físico: La percepción que se tiene de la apariencia y presencia física, así como de las habilidades y competencias referentes al deporte y actividades físicas. “El deporte no se te dio… tu físico no es apto para el deporte…”

-Autoconcepto académico: El resultado de experiencias, éxitos, fracasos y valoraciones académicas a lo largo de los años escolares. Aquí aplica el típico:

“Nunca seré bueno para las matemáticas.”

-Autoconcepto social: Éste se lo va creando la persona cómo consecuencia de las relaciones sociales, de su habilidad para solucionar problemas sociales, de su nivel de adaptación y aceptación en su ambiente social.

“No puedo hablar frente a otros.”

-Autoconcepto personal: Cómo se percibe a sí mismo, su identidad, responsabilidad, autocontrol, autonomcleo familiar. pertenencia en el nçuc, autocontrol, autonomreencias sores y modelos que observa, le van dando armas para construía y sentido de pertenencia en el núcleo familiar.

-Autoconcepto emocional: Su equilibrio emocional, si tiene confianza y seguridad en sus posibilidades, virtudes y también en si mismo. Los sentimientos constantes de bienestar y equilibrio.

Muchos conceptos que tenemos de nosotros mismos no son reales. Eso lo aprendí cuando en mi etapa adulta volví a correr y aprender a disfrutar del ejercicio, cuándo siempre me sentí con poca habilidad para los deportes, a excepción de la danza.

Sin duda no soy la campeona olímpica, pero encontré una actividad física que me permite desarrollarme, la disfruto y me permite nutrir mi área física.

Cada individuo posee habilidades a las cuáles se orienta por virtud y las desarrolla con facilidad, pero nunca hay que dejar de hacer o intentar cosas por sentirnos menos o poco capaces, por esos autoconceptos negativos.

La piedra angular de la inteligencia emocional es el conocimiento a conciencia, el conocer de forma sincera cómo se piensa, se actúa, se expresa y se siente. Permítete ver los conceptos y percepciones interiores que tienes hacia ti mismo.

Todos tenemos virtudes y debilidades pero todos tenemos el potencial para trabajarlo. Revisemos si consideramos las debilidades o es algo que alguien nos dijo alguna vez.

La persona que se conoce a si misma, y se puede mirar reconociendo la que es en realidad, siente, y sus virtudes y debilidades… tiene un autoconcepto sano y real.

Si no examinamos nuestro autoconcepto, no hay crecimiento. Lo que pensamos de nosotros en totalidad se ve reflejado en cada cosa que decimos, hacemos, escuchamos, percibimos, sentimos y en cierta manera nos influencia en todo.

Al redefinir nuestro autoconcepto, cambiamos la percepción que tenemos de nuestra propia persona, actitudes, experiencias… y de la misma manera cambiamos nuestra actitud y conducta.

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