Coahuila
Hace 11 meses
POR: ALFONSO YÁÑEZ ARREOLA
Iniciamos 2024 y nos encontramos frente a nuevas realidades, retos y desafíos de educación superior, que demandan una respuesta efectiva para seguir “haciendo universidad” e impulsar el conocimiento y el saber en pro de la sociedad. El mundo está en constate cambio y la educación universitaria no es la excepción a la regla. Existe la imperiosa necesidad de cultivar en las y los estudiantes, la confianza en ellos mismos y en sus capacidades, para hacerlos parte del proceso de aprendizaje tomando como punto de partida sus propios talentos.
El primer desafío universitario para atender en 2024 es la evolución natural de la transformación digital que se ha integrado al proceso de estudio. Desarrollar nuevas plataformas en línea, permiten la accesibilidad de la oferta educativa de la misma calidad, a través de los medios remotos; sin embargo, es necesario establecer mecanismos para la formación docente y su capacitación sobre el uso efectivo de las nuevas herramientas digitales y los recursos tecnológicos para vivir la experiencia del aprendizaje universitario.
El financiamiento siempre ha sido un desafío en la educación universitaria, en 2024, la sostenibilidad financiera será cimental. Será necesario explorar las diversas fuentes de financiamiento, la planeación que incluya la inversión de tecnología y del capital humano y la eficiencia operativa que no comprometa la calidad educativa.
Los programas de tutoría integral se convierten en una necesidad institucional para sortear las dificultades personales y educativas con la finalidad de evitar la deserción. La cercanía y comunicación constante con las necesidades del alumnado es fundamental para atender las diversas problemáticas y construir en alianza un clima de salud mental para el aprendizaje.
Ofecer un completo catálogo de programas académicos para atraer a la audiencia regional y global, estableciendo estrategias de mercado y alianzas internacionales que permitan enriquecer el conocimiento. Siempre, el primer día de clases comparto con mis grupos de estudiantes, que es importante nos expresen, hacia dónde quieren ir, es decir, cuáles son sus intereses profesionales a través del proceso formativo profesional, para estar en posibilidad de establecer rutas y un acompañamiento definido en ese camino y llegar a buen puerto.
La flexibilidad de los modelos educativos deberá adaptarse a las necesidades cambiantes de la comunidad universitaria y de la sociedad. El desarrollo de competencias profesionales, la evaluación continua, los modelos híbridos y la formación continua, vendrán a acompañar a las y los estudiantes para su competitividad profesional en el cambiante mundo laboral, donde las carreras del futuro deberán reestructurarse y consolidarse. Al abordar estos retos, se deberán aprovechar las oportunidades que se ofrecen en el mercado para mantener la competitividad, a través del desarrollo de la estrategia de constante innovación y el impulso a los nuevos modelos de trabajo.
Los desafíos en el sector educativo son reales, pero con voluntad política, estrategia adecuada y enfoque innovador, las instituciones podrán superarlos con éxito. La educación está en constante evolución y quienes abracen los cambios avanzaran. Es inapelable estar actualizados con las tendencias y estar dispuestos a adaptarnos.
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